jueves, 25 de marzo de 2010
Estatua de Zoser
Estatua del rey Zoser. Caliza. Altura, 200 cm. III dinastía. Procedente de Saqqara. Museo Egipcio de El Cairo.
La estatuaria real de la III dinastía está representada por la estatua del rey Zoser, descubierta in situ, en un pequeño serdab del lado norte de la pirámide escalonada.
El serdab es la cámara cerrada que contiene una estatua del difunto. A través de dos pequeños orificios que se abrían en la pared, la estatua (y la personalidad del individuo a ella incorporada) podía recibir las ofrendas de incienso y alimentos que se llevaban a la tumba. Así pues, esta obra no estaba destinada a verse completa, a diferencia de cómo la contemplamos hoy. El serdab de Zoser contiene en la actualidad un vaciado de la estatua original.
Restos de pigmentos indican que originalmente estuvo pintada con vivos colores: el rostro, las manos y los pies de color rojo, la vestidura blanca, la peluca y la barba postiza negras. El tocado que lleva sobre la peluca es listado.
La efigie del faraón se alza sobre un trono cuadrado. La mano derecha descansa replegada sobre el pecho. La izquierda, sobre el muslo, tensa y abierta, la palma boca abajo. Esta postura de la mano izquierda produce tal impresión de energía y poder, que todos los faraones del futuro la harán suya en sus estatuas. A pesar de los graves daños que ha sufrido la estatua, y de que ha perdido los ojos incrustados, el semblante, con ojos ligeramente oblicuos y amplia boca, transmite la idea de un soberano poderoso y decidido. Desde el punto de vista artístico, esta obra abre nuevos horizontes. Aun sin ignorar sus precedentes, que sin duda los tuvo, la estatua de Zoser es la primera representación de un ser humano con que el arte egipcio acierta a conmover profundamente al espectador
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